Rio es otra vez noticia por un hecho de inseguridad

Hace algunos días ocurrió en Rio de Janeiro otro episodio de violencia en la zona sur, el sector más seguro de la ciudad, y nuevamente se dispararon las alertas en todos los medios del mundo sobre la inseguridad en la Cidade Maravilhosa. Una pareja de turistas fue secuestrada durante seis horas en una van de transporte público en pleno Copacabana y la muchacha fue violada repetidas veces.

Sin dudas que es un episodio terrible que nadie quisiera experimentar en primera persona. Y la sola mención de la noticia lleva a muchos viajeros a replantearse si disfrutar unas vacaciones merece exponerse a semejante riesgo. Pero la verdad es que episodios como éste suelen ocurrir, no sólo en Rio de Janeiro, ya que gente tan enferma y desequilibrada existe en todo el mundo, también en los países que se ganaron el mote de seguros.

Las noticias trágicas nos impactan por su proximidad, cuanto mayor sea la posibilidad de que nosotros mismos seamos las próximas víctimas de un hecho similar más nos afectan. El anuncio de dos mil muertos por las inundaciones en Bangladesh quizás tenga muy poco interés para nosotros, pero que cinco personas fallezcan por el desborde de un río en nuestra misma ciudad va a impactarnos mucho más profundamente. En diciembre del año pasado, seis personas violaron y asesinaron a una estudiante india en un ómnibus de Nueva Delhi. La mayoría de nosotros no se enteró siquiera del caso, pero sí aquellos que tenía planeado visitar India: fueron muchos los que cancelaron sus reservas, y el número de viajeros al país descendió un 25 por ciento, porcentaje que se elevó al 35% en el caso de turistas mujeres.

El episodio carioca es similar. Se vieron involucrados turistas, igual que nosotros. Que paraban en Copacabana, como muchos estarán planeando hacerlo en las próximas vacaciones. Y ocurrió en una van, de esas mismas que los viajeros suelen emplear para ir a esas mismas horas a esos mismos lugares. De poco sirve saber que los sospechosos fueron apresados y que no habrían estado motivados por fines de robo, sino por el simple hecho de satisfacer sus apetitos sexuales. Es decir, se trata de gente desequilibrada, personas sin control como aparecen cada tanto en cualquier lugar del planeta. Pero lo cierto es que ocurrió y las víctimas tendrán que cargar con ese momento terrible por el resto de sus vidas.

Hay que decir que, estadísticamente, Brasil es menos seguro que muchos otros países del mundo.

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Indices de criminalidad por cada cien mil habitantes en América del Sur:


Asesinatos Robos y asaltos Violaciones
Venezuela 49,2 Guyana 1.482,1 Bolivia 25,7
Colombia 33,1 Argentina 973,2 Perú 23,1
Perú 24,1   Brasil 552,7 Brasil 21,0
Brasil 21,7 Chile 532,6 Chile 20,8
Ecuador 19,1 Uruguay 441,8 Guyana 15,3
Guyana 18,2 Paraguay 212,3 Ecuador 11,2
Paraguay 11,4 Perú 167,2 Uruguay 9,8
Bolivia 10,8 Colombia 135,1 Argentina 8,4
Uruguay 5,8 Bolivia 128,2 Colombia 7,6
Argentina 5,5 Ecuador 116,0 Paraguay 4,6
Chile 3,1 Venezuela 106,0 Venezuela 1,7

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De acuerdo con un ranking elaborado por la ONU, Venezuela es el quinto país del mundo donde más asesinatos se cometen, Colombia está en la posición 16, el 26º es México (con 22,7 crímenes anuales por cada cien mil habitantes), Brasil se encuentra en el lugar 33 y Estados Unidos figura recién en el puesto 104. Son nada más que números, estadísticas que cualquiera podría refutar con un puñado de titulares. ¿Quién se hubiese animado a afirmar que EE.UU. iba a figurar entre los últimos lugares? La percepción que cada uno pueda tener de un país seguramente difiere mucho con los índices oficiales. ¿Qué dirán los franceses sobre Argentina, que en febrero de 2012 vieron la filmación de un turista galo asesinado en una plaza de Retiro a plena luz del día, y que ocho meses antes habían leído sobre las dos turistas francesas violadas y muertas en la provincia de Salta?

El mismo informe de la ONU señala que en Finlandia hay 188 crímenes por año, con una tasa de 2,2 cada 100 mil habitantes. Pero dos asesinos solitarios mataron 18 personas en sendos episodios en 2007 y 2008. Noruega tiene un índice anual de asesinatos de solamente 0,6 por cada 100 mil habitantes, pero nadie se olvida de cuando un loco mató 77 personas en un solo día de 2011.

Volviendo a Brasil, un informe revela que en los últimos treinta años la tasa de homicidios en São Paulo bajó de 42,2 a 13,9, y que Rio de Janeiro pasó de un índice de 51,2 al 26,2. En el mismo lapso, la cantidad de asesinatos en el Estado de Bahía creció un 303% y en Pará hubo un crecimiento del 252%. En el estado de Alagoas hay 60 crímenes cada 100 mil personas, en Santa Catarina sólo 13. ¿Eso significa que hay más chances de ser víctima de un homicidio en Alagoas que en Santa Catarina? Probablemente sí. ¿Y eso significa que el próximo asesinato de un turista en Brasil ocurrirá en Alagoas?  Muy probablemente no.

Esto es: el mundo es un lugar inseguro. En lo personal, no pasaría unas vacaciones en Siria porque sé de su situación política y la matanza de civiles que ocurre prácticamente a diario, pero tampoco elegiría viajar a la República de Palaos sólo porque en 2008 no hubo ni un solo asesinato. Ni siquiera me asustan demasiado los casi catorce mil homicidios en Venezuela en 2009, incluso estoy seguro (o al menos es lo que me sugiere el sentido común) de que algunas zonas del país pueden ser perfectamente seguras, y hasta algunos barrios de Caracas deben ser más tranquilos que otros. De hecho, la gran mayoría de los crímenes en Rio de Janeiro se producen en la zona norte de la ciudad. Lo cierto es que hay gente que visita lugares potencialmente muy peligrosos y regresa sin un rasguño, y hay viajeros que van a zonas llamadas seguras y viven un calvario.

Episodios como el de los dos turistas de Copacabana pueden ocurrir también en Suecia o Grecia, o incluso a algunas cuadras de mi casa. Me quedan dos opciones: seguir viajando y disfrutando del mundo y arriesgarme a vivir un episodio de inseguridad, o encerrarme en mi casa y mirar por televisión Travel & Living. Elijo lo primero.

Fuentes:

+ info: 

Autor: Zamba

Apasionado de los viajes y todo lo que ello implica: aviones, aeropuertos, trenes, ómnibus, carreteras, terminales, tranvías, metros, estaciones, barcos, funiculares, calesas, bicicletas, bicitaxis, taxis, tuk-tuks, songthaews... Y mis dos piernas, que mientras funcionen me seguirán llevando por las calles de cualquier rincón del mundo que pueda imaginar.

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